A esta altura ya es sabido que el mundo tiene un problema de carbono y que, para solucionarlo, deberíamos dejar de quemar combustibles fósiles, pasando en su lugar a utilizar fuentes de energía limpia como las turbinas eólicas y los paneles solares. Ahora bien, ¿se puede hacer algo con respecto al dióxido de carbono que ya está en la atmósfera? ¿Qué pasa con las millones de toneladas que se emiten día a día? Ahí es cuando entra la captura de carbono.
“Captura de carbono” es un término más bien genérico, empleado para encapsular las tecnologías o prácticas que pretenden sacar el dióxido de carbono del aire o capturar las emisiones y almacenarlas antes de que sean liberadas. Normalmente, los ecosistemas naturales (como los humedales y los bosques) absorben el carbono del aire y lo convierten en biomasa, pero la cantidad de CO2 en la atmósfera aumenta a mayor ritmo que los procesos naturales. Por ende, los expertos han buscado (y siguen buscando) la manera de amplificar aquello que la naturaleza puede hacer.
Actualmente hay en desarrollo dos métodos de alcance a gran escala: la captura postcombustión y la captura directa en el aire.
La captura postcombustión, como indica su nombre, captura las emisiones (llamadas gases de combustión) directamente de las chimeneas. El CO2 se separa de los demás componentes del gas y se destina a un nuevo uso o se almacena. Actualmente este método es el más empleado en EE.UU.
Por otro lado, la captura directa es un método para capturar la pre combustión del carbono. En este caso se atrapa el CO2 antes de que se queme el combustible mediante procesos llamados “gasificación” o “reformación”. Los expertos opinan que este método es demasiado caro y utiliza demasiada energía para el volúmen de CO2 que puede llegar a capturar.
Una vez que el CO2 fue capturado y aislado, se presuriza hasta alcanzar un estado líquido, ideal para transportarlo por gasoducto. Así, puede reutilizarse ya sea para uso comercial o dentro de la industria energética. Otra alternativa es el almacenamiento donde no pueda escapar a la atmósfera, hoy en día esto se logra inyectando el CO2 a gran profundidad bajo tierra.