Pese al arribo y a la consolidación del fenómeno “El Niño”, el 2023 finalizó con un 20% menos de lluvias que el promedio histórico en la zona núcleo agrícola de Argentina. Así lo informó la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) en un informe publicado en el que realizaron un balance de toda la producción anual.
En este sentido, cabe destacar que esta región posee un comportamiento estándar de gradiente positivo de este a oeste en el que se suelen registrar anualmente de 800 a 1200 milímetros (mm). Comparado con estas cifras, el 2023 finalizó con lluvias que oscilaron entre los 700 y los 900 mm, lo que implica un descenso considerable en el área.
Qué ocurrió con las lluvias en 2023
Si bien se registró una marca que es menor al promedio histórico, hubo un aumento con respecto a lo sucedido en 2022, en el que el volumen se encontró entre los 600 y los 800 mm. De acuerdo a la BCR, “la diferencia es que este año la recomposición de las lluvias se dio a partir de octubre. Pero esto no fue suficiente para alcanzar la media histórica de la región”.
En cuanto a la principal razón que derivó en que el promedio anual esté por debajo de la media, la entidad santafesina explicó que el porcentaje 20% menor se debe a la sequía que azotó a los productores agropecuarios durante el primer semestre del 2023. La situación recién se normalizó a partir de octubre.
De todas maneras, la BCR sostuvo que hay regiones que sufrieron excesos hídricos y lotes perdidos que deberán resembrarse durante los próximos meses: “La contracara es el centro oeste de Córdoba, donde las precipitaciones se han mantenido ausentes convirtiendo a ese sector en el único que después de tres meses de lluvias generalizadas por encima de la media, mantiene condiciones de sequía similares a las del año pasado”.
Qué sucederá de cara al futuro
Luego de que se revierta la situación, la institución rosarina remarcó que la consolidación del fenómeno climático “El Niño” y la recomposición de las lluvias auguran buenas proyecciones para la temporada 2023/2024 que ya comenzó. En este sentido, estimaron que el 60% de la soja de primera y el 90% del maíz temprano se hallan entre “excelentes a muy buenas condiciones”.
“La situación es muy distinta a la de un año atrás, cuando la región se encontraba transitando campaña gruesa dominada por una sequía histórica. 2022 cerraba entonces con un 60% de la soja de primera en condiciones de regulares a malas y se estimaba una caída de rinde de un 20% a un 50%”, concluyeron acerca de las diferencias entre ambas campañas.