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Francia: por qué al sector agrícola le preocupa el acuerdo entre el Mercosur y la UE

Polonia, Austria, Países Bajos y Francia son los principales países del antiguo continente que se oponen al proyecto de libre comercio.

La Unión Europea (UE) y el Mercosur se encuentran discutiendo un proyecto de libre comercio entre ambas partes. Sin embargo, el sector agrícola del antiguo continente, especialmente el de Francia, se encuentra preocupado por la competencia con los productos latinoamericanos y teme que el acuerdo los perjudique.

Existen varios factores que explican por qué el sector agrícola de Francia teme que se llegue a un acuerdo entre el Mercosur y la UE. Los motivos van desde la competencia, pasando por los precios y hasta la sostenibilidad. De todas formas, en la actualidad hay dos puntos de discusión más allá de este apartado: la protección que Brasil exige para sus industrias estratégicas y las demandas de Europa sobre deforestación y clima.

Qué es lo que propone el acuerdo entre el Mercosur y la UE

Tras haber negociado más de 20 años, los 27 miembros de la UE y los 5 del Mercosur (Argentina, Paraguay, Uruguay, Brasil y Bolivia), todavía no pudieron llegar a un acuerdo. En el 2019 se presentó un borrador pero que generó desacuerdos acerca de las cuestiones ligadas a la economía, a la política y al medioambiente.

Este acuerdo busca generar una de las zonas de libre comercio más importantes del planeta, ya que representaría a una zona que es un cuarto del PIB Mundial. En este área, se reducirían los aranceles y las barreras comerciales, una medida que facilitaría el trabajo de las empresas de ambos continentes que se dedican a la exportación de bienes.

Francia es el principal opositor dentro del bloque europeo.

Los países de América Latina que integran el bloque conseguirían tener un mejor acceso a los mercados de Europa para poder exportar productos agrícolas como la carne de res, aves y azúcar. Mientras que los miembros de la UE podrían conseguir precios más bajos para productos químicos, maquinaria y automóviles.

De todas maneras, tras haberse reflotado las negociaciones, varios miembros del sector agrícola de Europa y especialmente de Francia manifestaron su disconformidad e incluso hubo protestas. Su oposición es la más significativa. Las razones no están muy alejadas de las que provocaron marchas y hasta tractorazos a lo largo de varias capitales del continente.

Por qué los agricultores de Francia se oponen al acuerdo

El principal motivo detrás de la negativa reside en que consideran que los beneficios que provocaría este acuerdo generarían un incremento de los productos sudamericanos en sus mercados, lo que los saturaría con una mayor competencia que probablemente bajaría los precios. De esta manera, consideran que la agricultura local se vería perjudicada.

Esto se debe a que la reducción de los aranceles o las cuotas libres de los mismos provocarían un mayor acceso a los mercados alrededor de toda Francia y Europa. Los ganaderos, por ejemplo, explican que no pueden competir con los productores de Sudamérica porque estos se benefician de contar con granjas más grandes, menores costos laborales y regulaciones menos estrictas en determinadas prácticas, como el uso de hormonas de crecimiento.

La justificación de la Unión Europea

La Comisión Europea, que es el ejecutivo de la UE, menciona que se trata de “pequeños volúmenes” en comparación con las cuotas de importaciones previstas a las producidas por año por todo el bloque.

La Comisión Europea compartió algunos ejemplos que explican por qué el acuerdo no perjudicaría a su sector agrícola.

Por ejemplo, si se consigue aprobar el tratado, este reducirá las tasas aduaneras a un máximo de 99 mil toneladas de carne bovina, lo que significa el 1,6% de la producción de la UE. En otros productos similares, el límite será de 180 mil toneladas para las aves de corral (que representa el 1,4% de lo que se genera en la UE), de 25 mil toneladas en la carne porcina (0,1%) y de 190 mil toneladas para el azúcar (1,2%).

Desde el brazo ejecutivo de la UE mencionan que los productos europeos tendrán una mejor suerte que en la actualidad en América Latina, como es el caso del vino (que actualmente está tasado a un 27%) y del queso, que son dos de las especialidades de Francia y que consideran que podría beneficiarse a través del “auge de la clase media”.

Quiénes son los principales opositores al acuerdo

En base a este panorama, Francia, en representación del mayor sector agrícola del continente, fue el que más se opuso dentro de la Unión Europea. Austria, Polonia y Países Bajos respaldaron sus discursos. El presidente Emmanuel Macron exigió estándares ambientales y laborales más sólidos porque sino su país no firmará el acuerdo.

Además de explicar que con estas condiciones no apoyara el pacto, Francia también pidió que se renegocie el texto a partir de la inclusión de “cláusulas espejo”. De esta manera, estas impondrán condiciones idénticas para los productos que se comercialicen entre ambos bloques. Desde Bruselas, con relación a esto, admiten que las condiciones de producción no serán iguales en América Latina que en Europa.

Una de las principales razones detrás de esta solicitud es que los agricultores de Francia y de Europa cuentan con más reglas en cuanto a lo social, lo ambiental y al bienestar ambiental. Por eso solicitan que sean las mismas normas en América Latina. Por otro lado, Italia, España, Alemania y Portugal se mostraron a favor del tratado.

Europa
Las regulaciones ambientales son uno de los principales motivos que provocaron la movilización en varias ciudades de Europa.

Pese a esta situación, Francia no cuenta con demasiado poder para bloquear el acuerdo porque las negociaciones comerciales dependen de la Comisión Europea, que está representada por los 27 estados que integran el bloque. Una serie de grupos ambientalistas también se opusieron, aunque por razones distintas, más ligadas a la deforestación en el Amazonas o a la utilización de pesticidas.

Más allá de que todavía restan acuerdos en los tres aspectos mencionados, los países del Mercosur se mostraron a favor del acuerdo, especialmente desde Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina. Las industrias de ambas regiones tienden a apoyar al acuerdo, como es el caso de la fabricación de automóviles o el sector farmacéutico.

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