La Chacra Experimental Integrada Barrow, ubicada en la localidad de Tres Arroyos, Provincia de Buenos Aires, trabaja desde 1923 en la promoción y mejora del cultivo de trigo, adaptado principalmente al sudeste de la provincia. El objetivo es acercar el conocimiento que se genera en la chacra a la comunidad, el INTA y el Ministerio de Desarrollo Agrario bonaerense.
En los laboratorios de Barrow se trabaja en el mejoramiento de la genética vegetal, el manejo de cultivos y su calidad. A su vez cuenta con una extensión en ganadería, con programas como ProHuerta, Cambio Rusal y Mercados Bonaerenses.
El pasado 23 de mayo, Barrow organizó un encuentro multitudinario para celebrar un siglo de trabajo. En su momento, Paula Pérez Maté, directora experimental, manifestó: “Cada visitante podrá conocer todo el trabajo que realizamos en la chacra y para ello se ideó un sendero único, en forma de herradura, en donde se podrá ver todo el trabajo que se realiza”. A su vez, como parte del festejo, se realizó una muestra estática y una dinámica, en las cuales se mostró las tecnología disponible para cada actividad. En total, el programa de la jornada contó con cinco charlas técnicas sobre ganadería, agroecológica, trigo, clima y manejo de malezas.
Si bien la Chacra comenzó a funcionar en 1923, fue recién en 1962 que, con la incorporación del INTA, el espacio pasó a ser oficialmente de experimentación integral y desde entonces se pudieron obtener unas 16 variedades genéticas nuevas de trigo. Especialistas del INTA señalaron: “en términos generales, el trabajo de mejoramiento de trigo sigue siendo el mismo que hace 100 años, debido a que el objetivo es generar variabilidad y seleccionar las mejores cualidades de cada cultivo”. Ahora bien, gracias a los avances tecnológicos de los últimos 20 años, comenzaron a emplearse los marcadores moleculares, para identificar calidades industriales, resistencia a enfermedades y alelos que generan más o menos calidad. Di Pane, uno de los investigadores, expresó: “los marcadores moleculares, aparte de acortar los tiempos de selección, permiten comprender mejor la genética de los materiales y buscar mejoras en calidad y sanidad”.
En pocas palabras, todo el conocimiento generado en el sudeste de la provincia permite la continuación de las actividades de mejoramiento de trigo, con foco en aumentar los rendimientos de dicho cultivo.