Este año, la producción agropecuaria argentina se vio severamente afectada por la sequía, un fenómeno que causó la pérdida de cientos de millones de dólares a lo largo de todo el país. El trigo fue uno de los productos que más sufrió las consecuencias del problema climático.
Pese a que en el último tiempo las lluvias aumentaron, la situación en la zona núcleo del trigo no alcanza a ser beneficiosa para el cultivo, lo que encendió las alarmas de los productores. Las precipitaciones no fueron suficientes para solucionar el déficit hídrico que afectó las tierras durante el primer semestre del año.
De acuerdo a un informe publicado por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el promedio registrado en la zona núcleo (norte de Buenos Aires, centro-sur de Córdoba y Santa Fe) alcanzó los 5 mm, un número muy por debajo de los 15-20 mm que requería el cereal para hallarse dentro de los parámetros positivos.
La explicación de la entidad sobre la lluvia y el trigo
El organismo rosarino explicó que “solo llovieron 4 a 12 mm, mejor en la zona oeste, pero peor en el este. El promedio de las 35 estaciones meteorológicas de la red GEA/BCR muestra un promedio de 5,3 mm”.
Este punto es preocupante porque, acorde a los datos que compartieron, la lluvia únicamente “superó los 10 mm en la localidad cordobesa de Bengolea, con 12 mm, mientras que en Monte Buey alcanzó los 10 mm”.
A su vez, destacaron que “lo bueno es que cumplió con lo que se esperaba desde el miércoles pasado y la tormenta alcanzó a toda la región”. De todas formas, remarcaron que su aspecto negativo es que “fue demasiado poco”.
Sobre este aspecto, reflexionaron que “el panorama no cambia, estira la agonía, seguimos viendo si puede haber alguna posibilidad para la próxima semana, pero la verdad es que no dejó el agua que se necesitaba para tener un cambio positivo y mejorar la situación”.
Cómo está la situación actual
En el informe semanal de la BCR, los especialistas sostuvieron que el 50% de los lotes de trigo en la zona núcleo se hallan en un estado regular o malo. Esto se evidencia en las áreas más afectadas, en las que se estiman rindes de 5 a 15 quintales por hectárea. Este número es significativo teniendo en cuenta que los rindes promedios de la región alcanzan entre 30 y 35 quintales en la misma medida.
Además del trigo, la situación afectó al maíz que, pese a estar en temporada, más de la mitad del terreno previsto no ha sido sembrado. Si la falta de lluvias continúa, esto podría provocar más pérdidas millonarias para el sector.