En Argentina, la agricultura representa el 60% de las exportaciones y aproximadamente el 10% del PBI. En los últimos años, el país ha logrado aprovechar exponencialmente la transformación digital, convirtiéndose en un ejemplo y referente en todo el mundo dentro de la industria agrícola. Es a través de la agTech, o tecnología agrícola, que la industria ha logrado aumentar su productividad, eficiencia y rentabilidad. Como es el caso de Agrotoken.
El ecosistema de los agronegocios cuenta con nuevas herramientas para obtener mayor liquidez a partir de la tokenización de los commodities agrícolas. La compañía pionera en la industria es Agrotoken.
Esta ofrece una infraestructura conformada por tres actores fundamentales que integran el proceso de su operación: los productores, los acopios y exportadores, y los comercios adheridos.
De este modo, la cosecha, que antes quedaba inmovilizada, ahora permite convertirla en tokens y utilizarla para adquirir insumos, servicios, ahorrar o generar garantías para préstamos o herramientas de financiación.
Desde su nacimiento en 2020, la plataforma logró tokenizar más de 200 mil toneladas en la Argentina, cifra que representa un total de 70 millones de dólares tokenizados.
Tokenizar los activos agrícolas ayuda a los agricultores a protegerse contra la inflación y acceder a la liquidez tanto a nivel nacional como internacional. Además, permite el intercambio de títulos tokenizados por parte de los agricultores por cualquier otro activo tokenizado en la plataforma, estableciendo una forma de moneda paralela respaldada por activos para los productores locales.
La tokenización del sector vitivinícola
De la misma manera en que el mundo agrícola aplicó la tecnología blockchain y tokenizó la industria, el sector vitivinícola construyó su propia herramienta para tokenizar los activos del vino.
OpenVino es una plataforma que tiene como objetivo unir la producción vitivinícola con las nuevas tecnologías, basadas en un sistema abierto de software con tecnología blockchain y smartcontracts, que actualmente tiene tres líneas que guían su trabajo: transparencia, trazabilidad y tokenización.
La plataforma trajo por primera vez al mundo del vino una nueva forma de hacer negocios, pionera en aplicar la blockchain y tokenizar el vino en el mundo, a fin de facilitar el acceso a bodegas del país.
El proyecto nace en la provincia mendocina, creado por el técnico informático y emprendedor vitivinícola estadounidense Mike Barrow, dueño de Organic Costaflores SA, una bodega boutique en Perdriel, Luján de Cuyo.
En 2018, Barrow creó la primer criptomoneda de código abierto, transparente y respaldada por el presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura, Martín Hinojosa, a la que llamó MTB18 (nombrado así por Mike Tango Bravo, el nombre que lleva el vino tinto producido en su bodega).
Este nuevo sistema permite vender directamente a los consumidores todas las botellas de una partida poco tiempo después de la cosecha, sin necesidad de esperar el tiempo de envejecimiento del vino para que sea vendido.