Un campo ubicado en Rincón de Nogoyá, en el departamento entrerriano de Victoria, padeció la pérdida de alrededor de 200 novillos debido a una aparente intoxicación.
De acuerdo a los especialistas, la intoxicación se produce por los compuestos nitrogenados que se encuentran en el suelo y en el agua para ser absorbidos por las plantas, para así convertirlos en proteínas vegetales. El problema es que, en condiciones de déficit hídrico (como sucede en una sequía) el crecimiento de las plantas difiere y acumulan nitratos en exceso.
Raúl Brassesco, director del INTA de Victoria, explicó que la falta de agua en el suelo generó un proceso de mineralización en el cuál el nitrógeno se convierte en nitratos altamente tóxicos. Ante esta situación, el INTA se encuentra analizando medidas preventivas y de mitigación para evitar la repetición de este evento y proteger la salud del ganado de la región.
Las recomendaciones oficiales pasan por combinar el cultivo potencialmente peligroso con otra oferta forrajera, para así disminuir la dosis tóxica y evitar que los animales entren hambrientos al cultivo. A su vez, recomendaron realizar un consumo gradual de estos recursos forrajeros potencialmente tóxicos, permitiendo la adaptación de la microbiota ruminal. En la misma línea, los expertos del INTA subrayan la importancia de considerar los 7 a 10 días posteriores a las precipitaciones, tras un período de sequía, como el tiempo de mayor riesgo de intoxicación.
A su vez, se destaca la necesidad de evaluar a los animales y su comportamiento una vez que ingresan a un nuevo pastizal o recurso forrajero y si bien la recomendación es, ante la duda consultar con un veterinario, desde el INTA notificaron sobre cuáles son los signos clínicos a observar. Los mismos pueden comenzar rápidamente (entre minutos y horas) luego del consumo de una dosis tóxica de nitrato, dependiendo de la cantidad y velocidad de absorción de nitritos en el tracto digestivo, la muerte del animal se puede producir entre las 2 y 20 horas posteriores al consumo.
Algunos de los signos a tener en cuenta son: somnolencia y debilidad, seguido por temblores musculares, aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, babeo, agitación, pérdida del equilibrio, timpanismo y postración.