InicioAgriculturaSoja: el terreno sembrado en Argentina aumentará un 10%

Soja: el terreno sembrado en Argentina aumentará un 10%

El panorama de la soja en el país será el mejor desde la temporada 2024/2025, aunque el éxito dependerá de varios factores, como el climático.

El campo argentino recibió buenas noticias de los informes semanales de las entidades que estudian la situación del agro, ya que al menos dos organizaciones confirmaron que la intención de la siembra de soja se incrementará un 10% en comparación con lo realizado durante el 2023, lo que también representaría un aumento del 13% en promedio con los últimos cinco años.

De acuerdo a los datos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), la siembra de soja crecerá a 19 millones de hectáreas, lo que representa un incremento del 9,8%. En los últimos años el récord se produjo en la campaña 2015/2016, temporada en la que se alcanzaron las 20 millones de hectáreas, una más que lo que se proyecta para el presente ciclo.

Cuál es la situación de la soja en la Argentina

Según el relevamiento que llevó a cabo la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) para la precampaña de la oleaginosa en el país, este incremento de las hectáreas que se destinarán a este cultivo tiene dos razones principales. Una de ellas es una mayor disponibilidad de la superficie como consecuencia de la disminución de la intención de la siembra de maíz.

Pero además de lo que sucede con ese grano, el incremento en la superficie del trigo permitiría que la superficie de la soja de segunda tenga un área mayor. De todas maneras alertaron que la primavera podría condicionar los datos del relevamiento, en especial porque se prevé que habrá una Niña débil, lo que se traduce en menos precipitaciones de las deseadas.

Las expectativas de esta temporada con la soja son positivas gracias al incremento del área sembrada.

“Según los datos recopilados, se evidencia un incremento en la superficie producto de diversos factores, principalmente, una mayor disponibilidad de superficie debido a una merma en la intención de siembra de maíz, sumado a un aumento en la superficie triguera que aumentaría la superficie de soja de segunda”, detallaron desde la BCBA.

Acerca de este punto, la merma en el área del maíz para los granos comerciales fue de 1,3 millones de hectáreas como consecuencia de la actividad de la chicharrita, que afectó la producción de este grano. De todas maneras, esto será beneficioso para la oleaginosa, que tendrá un mayor terreno a disposición.

“Tomando como eje la baja en la intención de siembra de maíz, como consecuencia del complejo de enfermedades que transmite el insecto vector Dalbulus sp., se espera que la superficie liberada por este cultivo sea reemplazada principalmente por la oleaginosa”, explicaron en el informe sobre la actividad de la chicharrita.

El panorama de la soja en varias regiones de Argentina

De acuerdo a lo especificado en el estudio, las zonas del Noroeste, el noreste, el centro y norte de Córdoba y Santa Fe fueron las zonas más afectadas por la actividad del insecto. Además, son estas las regiones en las que la oleaginosa se vio más favorecida para incrementar el área sembrada. Esto es más relevante para la intención de la soja de primera.

“Asimismo, si bien los márgenes no son favorables para los cultivos de verano, dado que el cultivo de maíz requiere una alta inversión inicial, el menor requerimiento de inversión para la oleaginosa contribuye a una expansión de la superficie de soja de primera en ambos núcleos y el norte de La Pampa-oeste de Buenos Aires”, remarcaron desde la BCBA.

La situación no es igual de positiva para todas las regiones, en especial las afectadas por las condiciones climáticas.

De todas formas, más allá del optimista panorama, aclararon que el crecimiento del cultivo estará a disposición de lo que ocurra con la humedad de la tierra mientras se esté llevando a cabo la siembra. El pronóstico, por el momento, indica que las precipitaciones serán moderadas, aunque esto puede variar cuando se esté más cerca de las fechas en las que se realizará la siembra.

“Los perfiles sobre la mayor parte de Buenos Aires se encuentran bajo una adecuada condición de humedad en profundidad, situación semejante a la previa campaña. No obstante, sobre zonas primicias tales como el sur de Córdoba y el sudoeste de Santa Fe se necesitan precipitaciones para recomponer la humedad en el perfil durante el mes de septiembre”, sostuvieron sobre la temperatura.

La soja y la temperatura

En conclusión sobre el clima, la mayor parte del NOA, Región del Chaco, Noreste de la Región Pampeana y el este de Buenos Aires tendrán lluvias normales o por encima de lo normal. A su vez, el interior de Argentina estará por debajo de la media, algo que incluye a Córdoba, Santa Fe, La Pampa y Buenos Aires. Las heladas primaverales, según primeras estimaciones, serán moderadas y sucederán en las fechas promedio.

Las temperaturas serán el gran condicionante de una temporada que está por comenzar.

En cuanto al verano, se esperan temperaturas moderadas aunque con días de mucho calor. De hecho, acerca de la estación más calurosa del año, en el informe de la BCBA se menciona que los vientos polares se desplazarán hacia el sur, lo que provocará que sus efectos sean menores. De todas maneras, el frío que esto implica provocará que haya una Niña Débil, lo que también se conoce como “Neutral Frío”.

Otros factores de relevancia para la soja

Además de este factor, la entidad habló de la situación económica en la que el panorama internacional también influiría en los precios de la oleaginosa. “En Estados Unidos, donde se produce el 30% de la soja mundial, se espera una cosecha récord de 124,8 millones de toneladas para la campaña 2024/25, superando tanto las proyecciones iniciales como la producción de la campaña anterior”, remarcaron.

A su vez, acerca del panorama de la región, detallaron: “En Sudamérica, Argentina, Paraguay y Brasil, que juntos representan el 54% de la oferta global, proyectan una producción récord de 231,2 millones de toneladas, impulsada principalmente por Brasil. Este crecimiento en la oferta global, junto con una demanda que crece a menor ritmo, aumentaría la relación stock-consumo del 29% al 33%, el nivel más alto desde 1990/91”.

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